¿Alguna vez ha pensado cuántas ilusiones y esperanzas se pierden cuando sufrimos, cuánta energía desperdiciamos? ¿Cree que se justifica tanto dolor y ese frecuente sentimiento de malestar? ¿Es acaso la felicidad tan imposible?A pesar de que muchas personas se sienten prisioneras de su forma de ser o de actuar, de sus nervios o de los errores que quieren evitar y con los que tropiezan una y otra vez, no hay nada que justifique ese encadenamiento, ese sufrimiento tan inútil como prolongado. Aprender a vivir de manera positiva es encaminarnos hacia la ilusión.