...Y de pronto, ¡catapum! La granjera sufre un inesperado percance, pero... ni la vaca, ni el burro, ni ni el cerdo, ni el perro, ni el gato, ni el pollito, ni tampoco el mosquito, asumen la autoría de lo sucedido. Entonces, la responsabilidad del desastre... ¿De quién es? En esta divertida y disparatada historia, de estructura encadenada y circular, y que destila grandes dosis de humor, se propone una irónica reflexión sobre la culpa. Con una galería de personajes delirantes, Christian Voltz nos mete de lleno en su imaginario particular, construido con un collage de fibras textiles, alambres, chapas, maderas y otros materiales reciclados. El autor también juega con la tipografía para enfatizar la sonoridad de algunas palabras. La distribución poética del texto evidencia la suma de elementos encadenados y repeticiones, propios de la retahíla.