1517. En medio de una espesa niebla un extraño cortejo, compuesto por lo más granado de la corte y la nobleza, avanza por las estepas castellanas para dar la bienvenida al nuevo rey, Carlos I, que acaba de desembarcar procedente de Flandes. En parihuelas, el cardenal regente Francisco Jiménez de Cisneros, casi moribundo, sueña con que se produzca este encuentro para transmitir al joven monarca sus consejos y experiencias de gobernante. Pero, alertado por su corte flamenca, el recién llegado evita mantener dicha entrevista con quien había servido fielmente a sus abuelos, los Reyes Católicos, y había preservado para él los reinos. A la cabecera de su lecho, Francisco Ruiz, secretario desde la adolescencia de Cisneros, recuerda su vida sembrada de contradicciones, cárcel y estudios, espiritualidad y poder, ascetismo y gloria. Evoca sus orígenes, sus años de ermitaño, sus nombramientos de confesor real, reformador religioso, arzobispo y cardenal, inquisidor general y regente de España. Reflexiona sobre su polémica quema de libros en Granada, la fundación de la Universidad de Alcalá, la conquista de Orán y, sobre todo, revive su actividad como gobernante, estadista y diplomático frente a la corrupción de los nobles y el complicado tablero de una Europa en transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Intachable en su vida privada, maltratado por tópicos y simplificaciones, reconocido por los historiadores franceses por encima incluso de su cardenal Richelieu, esta rigurosa y entretenida novela demuestra, en el V centenario de su muerte, que Cisneros fue un hombre público que entendió la política como un servicio desinteresado al pueblo. Y que llegó a ser, después de Isabel y Fernando, el tercer rey de España.