La Historia que se cuenta en este libro es la de las primeras tentativas de concentración de poder al servicio de la paz y la justicia en un mundo que desde la caída de Roma sólo conocía las inseguridades aparejadas a la pluralidad de poderes que se querían exclusivos sobre una misma sociedad. En las postrimerías de la Edad Media los poderes en liza aún serían el Imperio y el Papado, cada uno de los cuales, con fortuna desigual, había recabado trabajosamente para sí la supremacía en su orden respectivo: aquél frente a los poderes locales. éste respecto de los obispos y el movimiento conciliar.En la época de Dante ambos poderes pretendieron un regreso al pasado que para entonces ya era imposible, pues ni a Enrique VII le cabía resucitar las glorias del Imperio ni estaba en las manos de Bonifacio VIII ganar el pulso que tan temerariamente había emprendido contra la nueva realidad representada por Felipe el Hermoso de Francia. Era, pues, una guerra de fantasmas. pero librada con una artillería ideológica y conceptual que si en ocasiones, como escribe Kelsen, sólo puede, en su ingenuidad e intrincamiento, movernos a la sonrisa, no deja de merecer también una sincera estima intelectual.