Si tuviéramos que designar un heredero de la poesía clara y difícil de Salvador Espriu y de la poesía bondadosa e intensa de Miquel Martí i Pol, Joan Margarit sería, sin duda, el elegido. La dureza y, al mismo tiempo, la ternura del refugio contra la intemperie que es su extensa y reconocida obra poética lo sitúan entre los poetas catalanes más valorados por la crítica y los lectores.