A lo largo de los últimos años Máximo Huerta ha ido escribiendo casi a diario artículos, greguerías, fogonazos que abordan desde su particular óptica nuestro mundo, lo más palpable de nuestros días. Y lo hace aplicando sus dotes de observador para hablar acerca de nuestras costumbres y manías, nuestros sueños y frustraciones, también de nuestras formas de soportar (o rechazar) las esclavitudes de la vida moderna: el móvil, el gimnasio, las redes, la TV, el control de calorías, los tatuajes…, acercándonos su parecer sobre los grandes temas y los pequeños, que a todos nos (pre)ocupan, nos divierten y nos fastidian.