El mundo cambia a tanta velocidad que la educación tiene que asentar unas nuevas bases de aprendizaje. La clave reside en enseñar a los niños y las niñas la importancia de apropiarse de sus emociones y que tengan así las herramientas para elegir su camino en la vida y dar salida a su mejor versión: conocerse a uno mismo, trabajar la asertividad, la resiliencia, la capacidad para asumir el fracaso y responder adecuadamente a lo que les sucede. Esto podrán integrarlo si los ayudamos a entrenar su inteligencia emocional y sus habilidades personales e intrapersonales.