Inglaterra. Mayo de 1536. Ana Bolena ha muerto, decapitada en un abrir y cerrar de ojos, a manos de un verdugo francés. Mientras sus restos descansan bajo tierra, Thomas Cromwell desayuna con los vencedores y continúa su ascenso al poder y a la riqueza. Su maestro, Enrique VIII, se conforma con una felicidad a corto plazo en los brazos de su tercera reina, Jane Seymour. Cromwell sabe que sólo puede confiar en sí mismo. No tiene una gran familia que lo respalde, ni un ejército privado. Y a pesar de la rebelión interna, de los traidores que se multiplican en el extranjero y de la amenaza de invasión que pone a prueba el reinado de Enrique VIII, Cromwell busca convertir Inglaterra en un nuevo país que se mire en el espejo del futuro. Pero ¿puede realmente una nación, o una persona, desprenderse de su pasado como si fuera piel muerta? «¿Qué haréis –le pregunta el embajador español a Cromwell– cuando el rey se vuelva contra vos como hace tarde o temprano contra todos los que están próximos a él?»