Don Prisas siempre tiene prisa. Se olvida el paraguas, la lista de la compra, se zampa el desayuno a la carrera, corre hacia el trabajo, sin ver al camarero ni los árboles en flor ni la competición de cometas. Se pasa el día ocupado con encargos y reuniones, sin ver todo lo que se pierde. Come deprisa en casa de su madre sin apenas probar bocado ni darse cuenta del cordón desatado, por culpa del que tropieza y se tuerce el tobillo. La escayola le obliga a parar, a ver la vida pasar por las ventanas, a remolonear en la cama, a vivir con tranquilidad. Un álbum lleno de detalles para entretenerse en buscar y darnos una lección de vida.