Continuando con su particular aproximación a la mujer en el siglo xx, esta vez Monika Zgustova centra su atención en Véra Nabokov, la mujer que acompañó al escritor Vladimir Nabokov durante toda su vida. Véra es un ejemplo diáfano de la mujer que, consciente de que comparte su existencia con un hombre extraordinario, decide convertir en su razón de ser el éxito de su marido. Véra es la primera lectora de los textos de Vladimir, quien los pasa a limpio y los prepara para su edición. Organiza la vida de los Nabokov en el exilio, primero en Berlín, luego en París y finalmente en Estados Unidos, donde convence a su esposo de que pase a escribir en inglés y se centre en las novelas, hasta su regreso a Europa, cuando se establecen en Suiza. Lleva las finanzas de la familia y negocia los contratos de los libros, las adaptaciones cinematográficas, los contratos en las publicaciones periódicas. Pero también pretende controlar las amistades de Vladimir, sobre todo las femeninas, hasta el punto de asistir a las clases de su marido en la universidad como una alumna más. Y por otro lado, ¿hubiera sido Nabokov uno de los más grandes escritores del siglo xx sin Véra? La pregunta surge ineludible: ¿era Véra una mujer independiente, como ella se consideraba a sí misma, o su vida dependía en todo y para todo de la de su marido? La novela se adentra asimismo en las relaciones de Nabokov con otras mujeres, a pesar del férreo control de Véra, y lo que representaron para Nabokov y su obra.