Pedro pertenecía hasta hace poco al grupo de la Resistencia Gatuna, formado por todas aquellas personas que sin pudor decían «en mi casa no entra un gato, y punto».Hasta que un día conoció a Mía, una gatita blanca y parda que se instala en su piso y no solo se adueña del espacio, sino que también conquista su corazón. Pedro no podía imaginar hasta qué punto Mía iba a cambiar su vida. Divertidas, desenfadadas y emotivas, estas memorias gatunas desvelan todos los entresijos del mundo de los gatos. Y mucho más. Porque, en realidad, ¿quién no ha sido primerizo alguna vez?