Publicada en 1862 y considerada como una de las obras más importantes del siglo XIX. La novela, de estilo romántico, plantea por medio de su argumento una discusión sobre el bien y el mal, sobre la ley, la política, la ética, la justicia y la religión. El autor confesó que se había inspirado en Vidocq -criminal francés que se redimió y acabó inaugurando la Policía Nacional francesa- para crear a los dos protagonistas y que la historia de su país le había inspirado para situar el contexto histórico. Por ese motivo, los personajes viven la Rebelión de junio (1832) y los posteriores cambios políticos. Además, el autor analiza los estereotipos de aquel momento y muestra su oposición a la pena de muerte. En su núcleo, al fin, la novela sirve como una defensa de los oprimidos sea cual sea el lugar o situación socio histórica que vivan.