Durante una visita escolar a la excavación arqueológica de Atapuerca, un chico de catorce años descubre que una de las reproducciones humanas que imitan los enterramientos de los homínidos de hace miles de años es, en realidad, el cuerpo de una chica muerta. La joven parece haber sido colocada con una simbología ritual, y todas las pistas apuntan a un macabro homicidio similar al ocurrido seis años atrás en otro yacimiento en Asturias.En el pueblo se desata la inquietud. Demasiados detalles recuerdan el caso anterior, por lo que el juez piensa en reunir de nuevo a los policías que se hicieron cargo entonces: Silvia Guzmán, inspectora de la UDEV, y Daniel Velarde, un expolicía dedicado ahora a la seguridad privada. Sin embargo, nadie sabe que en el pasado ambos vivieron una relación sentimental que acabó de manera abrupta y que tuvo mucho que ver en la truncada resolución del caso. Ahora, Silvia y Daniel tendrán que aprender a colaborar y aclarar sus sentimientos para descubrir al asesino del yacimiento y cerrar aquella herida abierta en su pasado.