Entre las miles de prisioneras que padecieron humillaciones y atrocidades durante su estancia en los campos de concentración del Tercer Reich, se encontraba un grupo de españolas que llegaron hasta Ravensbrück, Auschwitz o Bergen-Belsen alzando su puño en busca de libertad. Las empujaba su creencia en la democracia, la justicia social y la igualdad. Lejos de amilanarse ante las torturas sufridas por las nazis se rebelaron para luchar contra la opresión y el totalitarismo y, una vez libres, la mayoría dedicó gran parte de su vida a alzar la voz para que nadie olvidase la tragedia que supuso el Holocausto.