La gran maestría de Galdós en la descripción de las costumbres de la época y su facilidad para ahondar en las vicisitudes del alma humana tienen en Miau uno de sus mejores exponentes. En esta obra, el autor relata las distintas formas en que el individuo puede amoldarse o vivir en desajuste con las normas de la sociedad burguesa, a través del descenso a los infiernos del funcionario Ramón Villamil, despedido poco antes de poder disfrutar de su jubilación. Sin recursos económicos, sin apoyo del Estado y abandonado por todos, Galdós insinúa que la única posibilidad de salvación de su personaje está en sí mismo, en sus sentimientos y en su espiritualidad.