Después de la muerte de Jesús de Nazaret fueron muchos los seguidores de sus enseñanzas que, durante los primeros siglos, desarrollaron diversas formas de entender su mensaje y se agruparon en distintas escuelas, cada una de ellas con modos diferentes de interpretar y practicar el cristianismo. Estos grupos, algunos más estructurados y jerarquizados, y otros de organización más anárquica, tuvieron entre sí fuertes enfrentamientos doctrinales y agrias disputas teológicas. De estas pugnas surgió una doctrina y un grupo vencedor que empezó a prevalecer sobre los demás y que, con el paso del tiempo, llegó a convertirse en la dominante y «oficial» hasta el día de hoy: la de la Iglesia católica. Pero ¿qué pasó con las otras corrientes? ¿Cuáles eran?