La música tiene la extraordinaria cualidad, entre otras, de ayudarnos a configurar nuestra idea del mundo. Por más que los puristas insistan en que lo personal, lo político, lo social y lo artístico no deben mezclarse, Daniel Barenboim recuerda en este inspirador texto que la escucha y el conocimiento de las músicas más variadas indica precisamente lo contrario. Apelando a su inquebrantable compromiso con la paz entre Israel y Palestina, examina el increíble potencial de la música para acercarnos, tender puentes y comprender al otro. La música despierta el tiempo revela así el fascinante poder del fenómeno musical no sólo para arrojar luz sobre la condición humana, sino también para dar respuesta a algunos de los mayores retos a los que hacemos frente.