La guerra terrestre en la segunda mitad del siglo XX es en gran medida la historia de la revolución de las operaciones de armas combinadas. El impacto de la tecnología, la diversificación, la aparición de complejas estructuras de control, planificación y organización, y el consiguiente aumento de la especialización funcional, son todos ellos acontecimientos que han convertido la conducción de la guerra moderna en una empresa compleja y polifacética. En ningún otro lugar ha sido tan evidente el cambio como en el propio campo de batalla moderno, donde los retos del combate exigen de forma simultánea una mayor especialización y una mayor integración entre las diversas armas y servicios. El Arte de la Guerra no viene determinado por regla alguna, ya que las circunstancias y realidades infinitamente variadas y cambiantes del combate nunca llevan a una misma situación dos veces. La misión, el terreno, el clima, el despliegue, el armamento, la moral, los suministros y la comparativa de fuerzas son variables cuyas mutaciones se combinan en todo momento para formar un nuevo patrón táctico. En la presente obra, un