Nunca sabré expresarlo con palabras. Este silbo del aire y las hojas que danzan. Este incendio en los ojos que me abre a una mañana asombra y pujante. Y este precipitarse a un abismo de sed que nunca cesa. Es tan breve y tan simple como un cuenco de agua que se vuelca. Con tanta claridad de me desvela que todo cuanto existe noes en vano y alcanzo con mis manos el milagro cotidiano y fugaz de la existencia